Es una evidencia comprobada cada día en ópticas y consultas de optometría y oftalmología que la miopía aparece cada vez a edades más tempranas y que las dioptrías suben a una velocidad como no habíamos visto en generaciones anteriores de pacientes miopes; no en vano, la Organización Mundial de la Salud alerta que en 2050 más de la mitad de la población mundial será miope.
Creo que la previsión se les va a quedar corta; en Europa ha hay países que rozan esa cifra y en el sudeste asiático hace años que la han superado.
Que pongamos medios para controlar esta evolución de la miopía es una cuestión de salud y de responsabilidad social, porque un aumento de miopía no sólo implica tener que cambiar la graduación delas lentillas o de los cristales de las gafas por otros más gruesos, si no que lo que realmente supone es un crecimiento del ojo (en su eje antero-posterior); o lo que es lo mismo, un aumento de la miopía supone que los tejidos del ojo se tienen que estirar, lo que necesariamente implica que se hacen más finos.
Este adelgazamiento de los tejidos del ojo aumenta de forma alarmante las probabilidades de sufrir patologías retinianas importantes, como se ve en la siguiente tabla:
A partir de 5.00 dp de miopía el riesgo de sufrir un desprendimiento de retina se multiplica por 21,5 y el de sufrir una maculopatía miopica se multiplica por 40,6. En ambos casos se puede producir pérdida irreversible de la visión.
En Asia hace tiempo que se han dado cuenta que tienen un problema importante de salud que supone un elevado coste no sólo a nivel personal, si no también a nivel social con un gasto multimillonario en sanidad y pensiones; y para intentar hacer una labor de prevención han instaurado en algunas escuelas medidas encaminadas a controlar la evolución de la miopía; una de ellas, tal como ilustra la imagen, es evitar que los niños se acerquen en exceso al plano de trabajo.
Uno de los métodos más eficaces para hacer que la miopía suba lo más lentamente posible es el uso de lentes de contacto de Ortoqueratología, también conocidas como lentillas de Orto-K o lentillas pijama.
Estas lentillas son para mucha gente una novedad, sin embargo, se adaptan en España desde hace 30 años. Es el método de control de miopía del que más experiencia tenemos.
La ortoqueratología es un tratamiento de control de miopía con lentes de contacto que moldea la cornea durante el sueño, de modo que, al retirar las lentillas por la mañana, la cornea tiene una curvatura modificada que hace que la imagen que llega a la retina lo haga de tal manera que reduce las probabilidades de crecimiento físico del ojo y, además, el usuario ve bien durante todo el día sin llevar gafas ni lentillas.
Como digo, es un tratamiento sobradamente conocido y sobre el que los optometristas españoles que lo hacemos tenemos gran experiencia. En el Instituto Nacional de Optometría comenzamos a hacerlo en 1990, y algunos de los pacientes a los que les adaptamos lentillas de Orto-k, en la adolescencia en aquellos años, actualmente son adultos, algunos incluso en edad de vista cansada, que, aunque ya no tienen riesgo de evolución de la miopía, deciden seguir llevando estas lentillas por la comodidad que supone dormir con ellas y ver bien todo el día sin necesidad de usar gafas o lentillas.
Hace casi 6 años que contamos con otro tipo de lentes de contacto con las que también se puede hacer un tratamiento de control de miopía; estas lentillas son blandas desechables diarias y, al contrario que las de Orto-k, se llevan durante el día y cuando llega el momento de quitarlas se tiran y al día siguiente se estrena una pareja nueva.
Ambas lentes de contacto están diseñadas para adaptarse a niños a partir de los 6 años como edad aproximada (depende mucho de la madurez del niño y de la evolución de la miopía en cada caso) y son el mejor y más probado sistema para hacer tratamiento de control de miopía en niños y adolescentes.
Hacer control de miopía es por tanto una cuestión de salud; y es responsabilidad de todos los profesionales involucrados en el cuidado de la salud visual dar a conocer a la población la importancia de adquirir hábitos saludables de uso de la visión y la necesidad de hacer control de la evolución de la miopía, para mantener los ojos lo más sanos posibles y con todas sus habilidades visuales al máximo rendimiento.
Estos hábitos saludables de uso de la visión implican un uso racional de la visión de cerca, con una distancia mínima al texto o las pantallas de dispositivos móviles igual a la distancia entre nuestro codo y la primera falange de los dedos de la mano; con descansos en el enfoque cada pocos minutos, que se hacen levantando la vista del texto o de la pantalla y mirando lejos un par de segundos antes de volver a mirar de cerca y hacer vida al aire libre (los últimos estudios demuestran que la exposición a la luz solar retrasa la aparición de la miopía); por supuesto, no vale estar al aire libre pero sin levantar los ojos de la pantalla del móvil.