La DMAE es un proceso degenerativo de la zona central de la retina llamada mácula. En términos sencillos se trata de un «envejecimiento de la mácula». Todas las personas tenemos mácula pero su envejecimiento es lo que produce los problemas y por tanto la enfermedad.
Figura 1. Imagen de un fondo de ojo totalmente normal indicando la mácula también normal.
Figuras 2 y 3. Tomografía de coherencia óptica. En el corte transversal de la mácula se aprecian los detalles de una mácula normal y, en colores, la forma tridimensional normal.
Al paciente de 80 años con DMAE de tipo seco solemos decirle que su retina tiene 90 años. Si tuviera 80 años, sería lo normal, pero en su caso está más envejecida y por eso tiene dificultad para ver bien. El problema es que no tenemos ningún tratamiento para «rejuvenecer» la retina ni las personas por lo que el objetivo es que no envejezca más o no tan rápido. Para ello, se recomienda dejar el hábito de fumar, llevar una dieta rica en frutas y verduras y, según los casos, tomas suplementos vitamínicos que enlentezcan el proceso.
Figura 4. En la foto de la izquierda se aprecia una DMAE seca y a la izquierda la imagen con tomografía de coherencia óptica.
Un segundo tipo de DMAE es la llamada de tipo húmedo. Esta forma es más grave y consiste en la aparición de líquido en la retina. Además del envejecimiento de tipo seco, en esta forma es como si un vaso de la retina se hubiera roto y por tanto «se sale el agua de la cañería» y «encharca» la retina. Cuando una retina se encharca, lo que ocurre es como si doblamos un espejo: se distorsionan las imágenes.
Figura 5. En una prueba llamada angiografía con fluoresceína, se aprecia la fuga de líquido (zona blanca) de los vasos que se encuentran en la mácula (zona más oscura).
Figura 6. En la foto se aprecia una zona de DMAE húmeda que ha aparecido en un paciente con DMAE seca. Esta es una de las razones por las que la DMAE húmeda tiene un peor pronóstico: porque aparece sobre una retina ya envejecida.
Pérdida de visión central provocado por el daño en la mácula.
Este tipo de DMAE requiere un tratamiento urgente con láser o fármacos especiales que reparan los vasos y favorecen que la retina elimine el líquido que distorsionaba la visión. Sin embargo, aunque puede pensarse que este tipo de DMAE es de mejor pronóstico al tener un tratamiento, la realidad es que no es así porque generalmente aparece sobre una retina que tiene un envejecimiento (DMAE seca) y que por tanto no podemos rejuvenecer.
Figuras 7 y 8. En la imagen de la izquierda de un paciente con DMAE húmeda, se aprecia el líquido debajo de la retina y la distorsión que ocasiona en la imagen tridimensional de la derecha.
Figuras 9 y 10. Otras dos imágenes de DMAE húmeda.
Figuras 11 y 12. Otras dos imágenes de DMAE húmeda.
¿La DMAE conduce a la ceguera? La realidad es que los pacientes con DMAE seca suelen tener una evolución tan lenta que no llega a afectar a sus actividades de la vida diaria. Los que desarrollan una DMAE húmeda suelen controlarse con las inyecciones de fármacos, pero en los peores casos, aparece una pérdida de visión central. Esto implica que el paciente no ve por el centro del ojo, pero sí ve con la parte periférica.
Figuras 13 y 14. El campo visual de la izquierda representa la visión periférica y central de una paciente de 92 años con DMAE seca muy estable. Sin embargo, el de la derecha, representa la visión de una paciente de 63 años con DMAE húmeda. Las zonas negras indican la pérdida de visión.
SUPLEMENTOS NUTRICIONALES:
Algunos estudios han demostrado el beneficio de los complejos vitamínicos en los pacientes con DMAE intermedia para retrasar la progresión a formas más graves de la enfermedad que tienen un peor tratamiento y pronóstico visual. Los principales suplementos de estos estudios contenían vitamina C (500 mg), vitamina E (400 UI), betacarotenos (15 mg), óxido de zinc (80 mg) y óxido cúprico (2 mg).
El principal problema es que las dosis administradas en los estudios son más altas de las cantidades diarias recomendadas por lo que ninguno de los suplementos comercializados en España contiene dosis tan altas. Además, no están exentos de riesgos como por ejemplo el óxido de zinc que puede producir alteraciones en el tránsito intestinal o aumentos en los problemas genitourinarios. En definitiva, la toma de suplementos nutricionales, aunque inicialmente pueda pensarse que es inocua, debe ser indicada por un médico.
OTRAS RECOMENDACIONES GENERALES:
El uso de sus ojos no perjudica a su DMAE y puede ver la televisión, leer, usar el ordenador… y realizar todas las actividades que desee sin que eso produzca un empeoramiento de su visión. Muchas personas piensan que usar los ojos produce «un desgaste» y no es verdad.
Aunque no se ha podido demostrar con rotundidad, parece recomendable protegerse de los efectos del sol en la medida que podamos. Nuestro mejor aliado pueden ser unas gafas de sol homologadas con la patilla ancha para que protejan de la entrada de radiaciones ultravioletas por el lateral de la cara y una protección 100 % o UV400
Las revisiones oftalmológicas en pacientes con antecedentes familiares suelen ser muy adecuadas porque, con un simple vistazo al fondo de ojo, pueden diferenciarse signos incipientes de DMAE que nos hagan tomar una actitud más vigilante en un paciente que no nota ninguna alteración en la visión. En las guías de la Sociedad Americana de Oftalmología se recomienda instruir a los pacientes sobre los síntomas que indican una posible aparición o progresión de la enfermedad como son la pérdida brusca de la visión, los defectos centrales o la distorsión de la visión, la dificultad para la lectura o la visión de relámpagos o de luces (fotopsias). Todos ellos indican una afectación de la mácula en uno u otro sentido y, aunque no se trata de una emergencia, sí es una urgencia oftalmológica.
RECOMENDACIONES GENERALES PARA LA DEGENERACIÓN MACULAR
- Protección con gafa de sol y sombrero.
- Dieta rica en frutas y verduras especialmente espinacas, brécol, berros, maíz, naranja y yema de huevo, pescado azul y frutos secos (nueces).
- Acudir a su oftalmólogo si nota pérdida brusca de visión, defectos centrales o distorsión de la visión, dificultad para la lectura o visión de relámpagos o luces (fotopsias).
- Dejar de fumar.
- Reducir la obesidad.
- Revisiones oftalmológicas específicas para DMAE de familiares directos >50 años de pacientes afectos de DMAE seca o, si no hay antecedentes familiares:
- Entre 40 y 54 años: cada 2-4 años.
- Entre 55 y 64 años: cada 1-3 años.
- Más de 65 años: cada 1-2 años.
AYUDAS PARA LA BAJA VISIÓN
Actualmente, existen distintas opciones para mejorar la calidad de vida de los pacientes con DMAE sobre todo cuando la visión todavía es útil. Los filtros selectivos, las lupas, las adaptaciones en las pantallas de visualización, los telescopios… son instrumentos que complementan a las gafas del paciente y que pueden ayudarle en las actividades de la vida diaria. Es imprescindible que el especialista recomiende este tipo de ayudas para que el paciente con baja visión (debida a la DMAE o a otras enfermedades oculares) pueda encontrar una solución a sus problemas. Todas ellas deben prescribirse con un informe médico que indique el estado del paciente cuando los tratamientos médicos no están indicados y el paciente se encuentra estable de su enfermedad. La cooperación entre los oftalmólogos y los oftalmólogos de los centros de baja visión es una parte fundamental del tratamiento integral de estos pacientes.
Las ayudas para la baja visión son una solución para los casos que no podemos tratar.
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